[ENTREVISTA] ANDREI TARKOVSK

Publicado: junio 1, 2011 en Cine

En el festival de Cannes de 1986, la película Sacrificio (Offret) de Andrei Tarkovski ganó cuatro de los premios, incluyendo el Gran Premio Especial del Jurado, el premio Fipresci “por su excelencia en la expresión cinematográfica y el sublime mensaje intelectual” y el Premio Ecuménico del Jurado “por una visión poética de un mundo amenazado”. Es este último premio el que da la pista de nuestro interés en el trabajo del director ruso. Lo que a Tarkovski le preocupa de su trabajo es que “la gente debería entender su necesidad de lo que yo llamo espiritualidad”. Más abajo, Tarkovsky habla acerca de su fe en una entrevista dirigida por Lollo Konnebäck durante el rodaje de Sacrificio, publicada por primera vez en la revista sueca Nytt Liv.

Nací en un pequeño pueblo del Volga, un lugar que ya no existe. Se construyó una central eléctrica en la zona y desde entonces mi lugar de nacimiento dejó de existir. Mi padre es un conocido poeta ruso. Pero yo crecí con mi madre porque mis padres se divorciaron cuando yo tenía tres años. Mi hermana tenía entonces un año. Mi infancia estuvo marcada por la pobreza y las dificultades. La guerra en 1941 trajo un espantoso sufrimiento. Mi madre no tenía suficiente dinero para mantenernos.

Un autor inglés me preguntó una vez porque el niño de mi película autobiográfica El espejono tenía zapatos en los pies. Aquella pregunta me ofendió profundamente. Sencillamente, nosotros no teníamos zapatos: ni yo, ni mi hermana, ni mi madre. La pregunta mostraba el poco conocimiento que tiene Occidente de lo arduas que eran las cosas en Rusia en aquella época.

A pesar de las enormes dificultades, mi madre se las arregló para darnos una buena educación. Aún hoy no entiendo cómo lo hizo. Asistí a una escuela de arte y a una de música en Moscú. Eso me proporcionó experiencias de las que he disfrutado muchísimo en los últimos años; algunas veces me arrepiento de no haberme dedicado a la música. Mi instrumento era el piano, pero sobre todo yo quería ser director de orquesta. Tenía sólo quince años cuando terminé los estudios de música y probablemente no llegué a entender el enorme significado que tiene la música en realidad.

 

¿Cómo es posible que con tu pobre y complicado trasfondo te sintieras atraído con tanta fuerza hacia un trabajo tan creativo y artístico?

Mi padre era poeta, después de todo. Obviamente, como resultado de eso en mi infancia tuve cierta clase de estímulo artístico. De todas maneras, creo que ocurrió un poco por casualidad. Es verdad que tocaba y actuaba de pequeño. Pero en eso no fui diferente a cualquier otro niño. El hecho es que cuando dejé la escuela de cine no tenía ni idea de lo que era la creatividad ni de lo que significaba ser un artista. La conciencia de que tenía un ímpetu creativo dentro de mí vino después. Cuando ya era un director conocido.

 

Entonces, del arte y la música salieron películas. ¿Qué hizo que estas dos formas de arte se juntasen?

En realidad no hay ningún enlace entre ellas. Las diferentes formas de arte no se parecen unas a otras. Pero es obvio que todas las formas de arte comparten algo en común. Aunque no lo sabemos, no podemos analizar en qué consiste en realidad la creación artística; creo que la creatividad está claramente asociada con la naturaleza humana y en este sentido somos como nuestro Creador. Sí, el hecho de que podamos crear en realidad nos explica que tenemos un Creador que nos ha creado a su imagen. A mí eso me resulta un milagro. No puedo analizarlo. A lo mejor alguien puede describir los temas de un artista, sus intereses, su lugar en la sociedad, etc. Pero eso no explica de dónde viene la creatividad. Es algo irracional, algo ajeno, que demuestra nuestros orígenes.

 

¿Cómo se expresó la vida religiosa en tu infancia?

Mi madre era creyente. No sé decir cómo lo llevaban mis padres. Vivíamos en tiempos difíciles y se perseguía a la gente por ser religiosa. Pero mis padres eran religiosos aunque lo intentaban esconder por nuestro propio bien. Mi abuela iba a la iglesia y celebraba las fiestas a la manera ortodoxa. Y, naturalmente, yo fui bautizado. Pero todo ocurrió sin comentarios. No hablábamos de ello.

¿Acaso no habría sido apropiado que después, como adulto y conocido director en el mundo cinematográfico de Rusia, hubieras ido a la iglesia?

No creo que las autoridades ideológicas lo hubieran aceptado.

 

¿Fue eso un factor relevante en tu decisión de abandonar Rusia?

Bueno… no. La decisión llegó de repente. Solamente puedo decir que me resulta muy difícil ahora… Pero no regresaré mientras todo siga así.

 

Has hecho muchas referencias a la falta de espiritualidad de nuestro tiempo. ¿A qué te refieres con ese concepto?

Para mí la espiritualidad es entender que el alma es eterna, que el Creador existe y que hay un salvador que señala el camino de la salvación.

¿Jesucristo?

Sin duda. El drama del Gólgota es el más grande y significativo de la historia humana. Pero cuando hablo de la falta de espiritualidad, es suficiente con ver un indicio de voluntad personal en alguien. Cuando una persona que se pregunta “¿Por qué estoy aquí? ¿Por qué vivo?”, ese es el principio de la espiritualidad. La gente, a mi entender, se divide en dos grupos: aquellos que se hacen preguntas y los que no. Cuando alguien se hace esas preguntascomienza en él una nueva vida.

 

¿Cuál es tu relación personal con el Creador y con el Salvador, Jesucristo?

Cuando pienso en ello, es como una fuerza, algo que me protege y me rescata. Ya sabes, me siento defendido en alguna manera. Lo comparo con los momentos cuando me sentía pequeño y asustado y mi madre venía a mí. Entonces las preocupaciones y los miedos desaparecían. Es lo mismo. No significa que sepa cómo van a ser las cosas en el futuro. Pero estoy convencido de que alguien me guarda y me protege.

Te puedo contar una experiencia acerca de esto: cuando fui a Italia para empezar a rodar Nostalgia, llegamos a Loreto, un centro católico. Aquel día había misa y todos mis amigos fueron. Pero yo no fui, me quedé en casa. Pensaba que no me correspondía estar allí con mis creencias ortodoxas. Pensaba que allí había demasiadas iglesias, demasiados días santos que celebrar, demasiada gente devota… ¿Es que nunca podría pertenecer a ningún sitio? Me sentía muy deprimido.

Cuando mis amigos regresaron de la misa, me sugirieron que nos fuéramos a una preciosa playa. Lo hicimos, pero yo me marché a dar un paseo solo. Al final me encontré de repente en una especie de jardín. Entre los árboles y los arbustos avisté una pequeña iglesia descuidada hecha de piedra blanca. Estaba cerrada pero me las arreglé para encontrar a alguien que la abriese.

Cuando entré, vi que la iglesia estaba completamente vacía, sin decoración. Tenía las paredes despintadas pero aún así era encantadora. Entonces vi algo y me detuve, lleno de asombro. La iglesia no tenía altar, en su lugar había un icono ruso ortodoxo, la Madre de Dios de Vladimir.

Fue una experiencia completamente fantástica: Dios revelándoseme en aquella situación.

Tienes que entender que es muy poco común encontrar un icono ruso como aquel… ¡en una

iglesia italiana!

 

¿Hay algo en especial que te haya influido en tu conocimiento del Creador y en otros temas espirituales?

No, no he tenido ninguna experiencia especial ni una revelación. Eso ha crecido dentro de mí por sí solo. Pero era importante para mí. Lo sentía como algo lógico.

Andrei Tarkovski nació en Zavrozje en 1932, y creció en el pueblo de artistas de Peredelkino cerca de Moscú. Aunque sus padres se divorciaron cuando él era pequeño, mantuvo una relación cercana con su padre, el poeta Arsenij Tarkovski. Cuando su padre se unió al servicio activo en la Segunda Guerra Mundial, su madre se hizo cargo de su educación.

Los primeros estudios de Andrei incluyeron música, pintura, escultura, árabe y geología, y no fue hasta 1954 que se inscribió en el Instituto Pansoviético de Cinematografía de Moscú. En 1962, con 30 años, realizó su primer largometraje, Ivan’s Childhood, que ganó varios premios internacionales incluyendo el León de Oro de Venecia.

El éxito de su primera película le permitió embarcarse en un ambicioso proyecto acerca de un legendario pintor de iconos medieval, Andrei Rubliov. Terminada en 1966, el film tardó cinco años en proyectarse porque se consideró “antihistórico y antinacional”. Finalmente también recibió varios premios.

Su tercera película, Solaris, ganó el Premio Especial del Jurado en Cannes en 1972 y en 1975 empezó la producción de El espejo. Criticada en la URSS por su compleja estructura, El espejo tuvo una distribución limitada y no fue premiada en el extranjero hasta 1978.

Entre su siguiente trabajo, Stalker, y su quinta película, Nostalgia, Tarkovski y su esposa Larissa abandonaron la Unión Soviética dejando atrás a sus dos hijos, Andrei (que en la actualidad tiene 14 años) y Olga (en la actualidad 24). Asociaciones de toda Europa ejercieron presión para que los niños pudieran escapar de la URSS.

Nostalgia, rodada en Italia en 1982, recibió la aclamación universal. Realizada en colaboración con el guionista Tonino Guerra, la película también significó el primer encuentro de Tarkovski con Erland Josephson, para quien escribió el personaje principal de Sacrificio.

 

¿Qué significa para ti la oración?

Para mí la oración pone todo en su sitio, por así decir. Uno experimenta la relación entre sí mismo, el Creador y otras personas. Estas relaciones a menudo destruyen nuestras vidas.

Igualmente, la vida nos obliga a olvidar nuestras raíces, por desgracia. Ocurre lo mismo aquí en Occidente; quizá haya más materialismo aquí.

Unas estructuras sociales rígidamente materialistas apartan tu mente de los problemas reales, de los problemas del alma. Ahora bien, no quiero decir que todo el mundo deba procurar ser pobre, pero se puede encontrar un equilibrio entre lo material y lo espiritual. Se debe educar a una persona para que saque el máximo provecho a la vida; en otras palabras, para que pueda estar preparada y entender quién es el Creador.

El ser humano cree que él es el Creador y que está en su derecho de utilizar todo lo que hay en el mundo a su antojo. Y siempre quiere más y más. Este aspecto es más aparente en Occidente, tan acomodado materialmente. Uno no se pregunta acerca del Creador… excepto cuando pasa por una situación especialmente difícil.

Toma a Suecia como ejemplo, que no ha conocido la guerra durante muchos años y tiene un nivel de vida muy alto. No ves a mucha gente feliz aquí. Y no me he encontrado con mucha gente a la que se le pudiera llamar espiritual. Pero en Rusia los encuentro en todas partes.

 

¿Qué significa la Biblia para ti?

Es un gran y santo mensaje que habla del Creador y del sentido de nuestra vida. Sólo que a menudo no somos capaces de leer la Biblia como corresponde. Utiliza un lenguaje poético y la idea no es que cada uno pueda sacar demasiadas conclusiones de los sucesos históricos del pasado. No me importa si ciertos fenómenos bíblicos tuvieron lugar o no. Eso no afecta mi creencia en la Biblia. La Biblia es sencillamente fantástica. Explica, entre otras cosas, la creación y cómo se juntaron las fuerzas para formar al ser humano.

Uno de los que ha malinterpretado la Biblia es Doré con sus conocidas ilustraciones. Sus pinturas son unas de las interpretaciones más distorsionadas que existen de la Biblia. Él lo describe todo literalmente. Pero el significado va mucho más allá y él lo encuentra difícil de entender.

Respecto a esto, el filósofo y teólogo ruso Pavel Florenski coincide mucho conmigo en su modo de entender la Biblia. Él destaca que es importante no quedarnos tan atrapados por la literalidad que nos perdamos el resto de verdades mucho más profundas.

 

¿Cómo usas la Biblia?

La leo, la releo y la leo de nuevo. Y nunca he experimentado el mismo pasaje del mismo modo. Cada vez hay algo nuevo. No es un libro santo ni de historia. Es una especie de dibujo que esconde significados.

¿Qué es lo que más te gusta de la Biblia?

La historia de Job del Antiguo Testamento. Y del Nuevo Testamento, me gusta el evangelio de Juan. La revelación de Juan tiene un lugar especial en mi corazón. Este libro es diferente, una creación fantástica, con un mensaje increíble.

Y yo, a veces, estoy tan triste que no puedo leer la Biblia correctamente. Eso me atormenta de alguna manera. Me da la sensación de que solamente la leo con su significado literal, que no puedo entender. Pero a veces ocurre que puedo penetrar en las profundidades. Entonces, de repente, se vuelve a cerrar de nuevo.

 

Algunos de los personajes de tus películas se pueden interpretar como análogos de Cristo; por ejemplo, Damenico en Nostalgia y Stalker. ¿Ha sido una alusión consciente de tu parte?

No, consciente no. Y me irrita un poco cuando la gente intenta interpretar mis películas como metáforas. La idea de que una persona pueda sacrificarse por otro es algo que debemos agradecer a nuestro Dios y Creador. Y cuando mis héroes lo hacen, sencillamente significa que quizá tienen más espiritualidad que otra gente.

 

Sin embargo, hay muchas alusiones bíblicas y símbolos cristianos en tus películas.

¿Crees que las audiencias de Occidente entenderán lo que quieres decir?

No importa si me entienden o no. Yo digo lo que siento. Y creo que aquellos que quieren pueden entenderlo. Si yo intentara decir lo que creyera que la gente quiere de mí, entonces probablemente no me entenderían.

La fuerza impulsora y la motivación final de todo mi trabajo creativo es que la gente pueda entender de forma natural su necesidad de lo que yo llamo espiritualidad. Pero no tengo ambición de disimular o manipular nada para que la gente me entienda.

 

FILMOGRAFÍA ESENCIAL:

– Ubiitsy (Убийцы)(1958)

– Andrei Rubliov (Андрей Рублёв) (1966)

– Solaris (Солярис) (1972)

– El espejo (Зеркало) (1975)

– Stalker (Cталкер) (1979)

– Nostalgia (Ностальгия) (1983)

– Sacrificio (Offret) (1986)

 

BIBLIOGRAFÍA:

– Andrei Tarkovski, Esculpir en el tiempo. Reflexiones sobre el cine, trad.

Enrique Banús, Rialp, Madrid 1991.

– Andrei Tarkovski, Diarios, trad. Iván García Sala, Sígueme, Salamanca 2011

Traducción de Noa Alarcón, de la publicación Third Way Magazine.

Entrevista publicada en enero de 1987, traducida a su vez de la revista  sueca Nytt Liv.

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